Es del conocimiento público que la pandemia impactó con fuerza a algunos sectores económicos más que a otros. Sobre todo el sector salud, así como a las aseguradoras que ofrecen seguros de salud y gastos médicos mayores.
Pues la siniestralidad del sector aumentó drásticamente a la par de la tasa de contagios de Covid-19 y sus variantes Delta y Omicrón. Por lo que muchos asegurados requirieron hospitalización.
Mientras que el ramo de Vida también fue impactado con los decesos por coronavirus. Sobre todo antes de que las campañas de vacunación se implementaran.
El sector asegurador respondió con agilidad a la demanda de indemnización de dichos ramos y manifestaron contar con más de tres veces el capital solicitado para poder operar. Sin embargo la pandemia ya es la catástrofe más cara en la historia del seguro en México, por encima de los huracanes más devastadores y los sismos de 2017.
La resiliencia ha caracterizado a esta industria y lo ha demostrado a lo largo de casi dos años desde que se presentó el primer caso de Covid-19 en México. La capacidad de respuesta de las aseguradoras en materia económica y humana.
Con este contexto en mente, ¿cuáles son los riesgos que enfrenta el sector asegurador a mediano plazo?
Si bien la atención se ha centrado en los seguros relacionados con los recursos humanos, el ramo de daños también tiene retos importantes.
Uno de ellos es la ciberdelincuencia, de hecho se ha convertido en uno de los riesgos de mayor rango, gracias al aumento del trabajo en casa y a la aceleración de la digitalización en todas las industrias.
Las empresas introducen nuevas tecnologías en su operación con mayor velocidad cada día, por lo que eso implica más información en la nube y servicios de terceros. Por ende, las amenazas crecen.
La industria ha incorporado nuevas soluciones digitales, aumentado la accesibilidad y el uso de la tecnología, también esto significa que están más expuestas al riesgo cibernético.
Pues la seguridad cibernética en ocasiones ni siquiera es un aspecto que consideren las empresas que manejan data sensible o de carácter confidencial.
Por otro lado el planeta se encuentra en una crisis climática histórica sin precedentes. Sin embargo la población mundial no tiene conciencia sobre la magnitud de esta y los peligros que implica. Pues se percibe aún como un problema con consecuencias a largo plazo.
Las campañas se han centrado en responsabilizar al consumidor final sobre la generación desmedida de desechos, la demanda de alimentos de origen animal, fast fashion, entre otros.
Sin considerar que son los gobiernos y las grandes industrias los responsables de al menos el 80% de la emisión de gases CO2 y contaminación del agua y la tierra.
Los seguros de responsabilidad ambiental son cada vez más relevantes.
Mientras que los seguros de Daños también tendrán mayor siniestralidad en los próximos años con el aumento de fenómenos naturales como sequías, huracanes, lluvias torrenciales, entre otros derivados del cambio climático.
Por lo que la industria aseguradora debe mantener su capacidad de hacerle frente a dichos eventos y contar con el capital suficiente para indemnizar a sus asegurados.
Por otro lado, la población poco a poco comienza a ser más consciente sobre la importancia del seguro y comienza a considerarlo en sus prioridades. Pero no con la suficiente velocidad con la que el sector requiere para recuperar las pérdidas económicas derivadas de la pandemia.
Por lo que el reto permanente del sector es la concientización sobre la importancia del seguro y crecer las ventas de seguros, así como crear porductos asequibles para la población con menos recursos económicos y la más vulnerable.