La fianza de fidelidad, al igual que otro tipo de fianzas, tiene la función de garantizar el cumplimiento de lo establecido en un contrato principal. En este caso el contrato principal es el contrato de trabajo o relación laboral.
El objetivo de la fianza de fidelidad es proteger el patrimonio de una empresa (ya sea pública o privada) del robo, abuso de confianza, y peculado por parte de los empleados. Una fianza de fidelidad garantiza la reparación del daño patrimonial por hechos ilícitos cometidos por los trabajadores.
En este tipo de fianza el contratante es el beneficiario de la misma.
Existen fianzas de fidelidad de carácter individual y colectivo (incluyen a dos o más trabajadores).
Para hacer válida una reclamación a la fianza es necesario contar con pruebas que demuestren el daño patrimonial sufrido. Es necesario presentar un aviso previo dirigido a la afianzadora en un periodo de 15 días máximo después haber descubierto los actos ilícitos.
Deberá hacerse una reclamación formal a través de un escrito en un plazo máximo de 100 días naturales posteriores al aviso previo. Después de la entrega de estos avisos, la afianzadora cuenta con 30 días tras el dictamen del departamento jurídico para efectuar el pago que le corresponde.
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